El otro día escribí que cualquier palabra que te inspire puede ser usada como mantra, depende de lo que estés buscando con la repetición. El mantra de la compasión por ejemplo es Om Ma Ni Pad Me Hum...A continuación comparto contigo un escrito de Osho en el que expresa algo parecido y da un ejemplo con el nombre de Jesús.
El nombre de Jesús.
Si el nombre de Jesús te conmueve, siéntate en silencio y permite que el nombre te conmueva.
A veces di, silenciosamente ¡Jesús!, y luego espera. Esto se convertirá en
tu mantra. Así es como nace un verdadero mantra.
Nadie te puede dar un mantra: tienes que encontrar lo que te atrae, lo que
te conmueve, lo que produce un gran impacto en tu alma. Si es ¡Jesús!, pues
perfecto.
A veces, sentado en silencio, repite ¡Jesús! Y espera, y deja que el nombre
entre profundamente, más profundo, a los lugares recónditos de tu ser. Deja
que entre a las entrañas de tu ser. ¡Y permite! Si comienzas a bailar, bien;
si comienzas a llorar, bien. Si comienzas a reír, bien.
Lo que sea que suceda con esto, deja que salga… permítelo, no interfieras,
no manipules. Déjate llevar y tendrás tus primeros vislumbres de oración y
meditación, y tus primeros vislumbres de Dios. Los primeros rayos comenzarán
a penetrar la noche oscura de tu alma.
Servirá cualquier sonido que se sienta estético y bello, cualquier sonido
que produzca emoción y goce en el corazón. Aunque no pertenezca a ningún
idioma; ese no es el punto, puedes encontrar sonidos puros que entren aún
más profundo. Porque cuando usas una palabra determinada, esta tiene cierto
significado, y esos significados se convierten en una limitación.
Cuando usas un sonido puro, este no tiene limitación, es infinito.
Osho
Gracias a Thelma.